No te avergüences por mi aspecto, rota y desvalida me siento, tan perdida que en un vano intento de arrancarme el corazón me confundí de lugar y sólo me provoqué más dolor.
Odio haberle querido, y quererle, sentirle tan cerca que me asusta, ten lejos que me aterra, tan bebido que espero que se duerma, tan … sentirle, sentirle es mi problema, joder! Ni mi mis amigos me reconocen… ya no soy capaz de mirar a nadie a la cara… ¿Dónde se fue mi alegría?
¿Por qué anida en mi tanto temor, tanto odio, tanto amor, tanta… dependencia? ¿Por qué cada golpe me hizo más culpable de la siguiente…?? ¿¿¡¡¡POR QUÉ YA NO ME QUIERO NI YO!!!??
¿Acaso le quise mal? ¿Acaso es un motivo de un desprecio tan grande que ayer me quedase dormida tras llegar del trabajo…? ¿Qué hice para merecerme esto…?
¿Por qué no levanto ese número de teléfono, por qué sigo mirando el espejo y me lamento de mi existencia? ¿Por qué no soy capaz de reír… por qué me siento culpable al mirar a otro hombre…? ¿qué me ocurrió para ya no sentir como entra en mi, por qué lo que antes era un volcán de pasión ahora es un motivo más para llorar y despreciarme a mi misma… ¿por qué me siento tan sucia... me siento tan…poco querida… por qué… sé todo esto y sigo.. ¿??¿?¿?
Y sí las lagrimas surcan mi rostro, y las ojeras son cada día más difícil de disimular, sí, cada día me siento dolorida por la sesión rutinaria de insultos… te juro que un día le mataré…
Pero luego viene llorando… diciéndome que todo es culpa mía… que él quiere que sea mejor... que. Que… dios...
Perdonarme que no lo termine, pero me duele demasiado seguir pensando en ello, y seguir escuchando en mi cabeza cada lamento, cada golpe, cada insulto, no he pasado por una situación parecida en mi vida, pero la he visto, en mil ocasiones, ficción… realidad… y es algo que me ha calado demasiado profundo… La mujer, ese ser digno de todas las alabanzas… pues a pesar de que decimos que sois malas, que lo sois, sois dulces tiernas y nos hacéis mejores personas, nos enseñáis el valor de respetar a los demás, desde nuestras madres, hasta vosotras que nos enseñáis como haceros felices… pues cada una de las mujeres que habéis pasado por nuestra vida lo habéis hecho, nos dejasteis experiencias vividas con tanto detalle que aprendimos a no errar… y a cómo evitar la crítica… ¿seríamos felices sin vosotros?
Yo, firmo por mí mismo y hablo en el general humano. No, sois indispensables para nuestros deseos primarios, segundarios, terciarios y para comprender el mundo… y qué razón tiene esta frase, “detrás de cada gran hombre hay una gran mujer.” Y yo doy gracias a las mujeres de mi vida:
A mi madre, Maite, que me enseñó el valor de la palabra, el respeto al prójimo, la humildad y los grandes valores de la vida. A mi hermana, Verónica, Nana como la llamo yo, porque su testarudez, perseverancia, y fortaleza de carácter me hicieron hacerme con el respeto de todos, no con golpes sino con una lengua afilada. A Ruth, la primera persona que confió en mí, que me escuchó, y la primera persona a la que pude decirle lo que sentía sin sentirme ridículo, qué sería de mi sin la capacidad para expresarme sin ella? Y por último, y no menos importante a mi novia, Yoli… qué enseñarme no me enseñó nada, pues venía bien aprendido, pero sí me recordó el valor del futuro, de las caricias, del cariño, del amor y algo que si es indudable me enseño a quererla como ella necesitaba y a que el silencio no siempre es respuesta…
Gracias y perdón por dejaros el texto… inacabado...

y no dejo de morir por dentro…
Llorando por tus golpes y tu frío aliento
La piel ya no duele, aun estando magullada
Mi cara quedó quebrada
y mi mirada,
que antes te encantaba
quedó perdida mirando al infinito…
y ahora callada, como una muñeca rota
recibo otro golpe porque ya no te replico.
Limpio la sangre de mi boca,
mientras cae al suelo una lágrima…
Ya no tengo fuerza en mis brazos
y dejo escapar del cuerpo mi ánima
Tal vez para ti no sea mujer, sino objeto
y deba silenciar mis gritos, por si te comprometo
Pero tú dejaste de ser hombre
el primer día que me golpeaste,
y aunque mi vida y mi aspecto destrozaste
gastaré mis fuerzas en gritar tu nombre
para que el mundo entero nunca olvide
el repugnante ser que en ti reside…